La ópera ha vuelto a este incomparable entorno, el ágora romana, a los pies del partenón, para deleitar a los espectadores de dentro y a los de fuera.
La encargada ha sido la georgiana Anita Rachvelishvili, acompañada de La Ópera Nacional Griega. Para esta estrella internacional es un auténtico lujo poder actuar en la Acrópolis, el corazón de la antigua grecia.
La nueva normalidad ha reducido el aforo y marcado distancias entre los asistentes al espectáculo. Distancias entre la soprano, los músicos, y el público, formado por personal sanitario y funcionarios que trabajaron en primera línea durante la pandemia.